Como hemos visto en numerosas ocasiones en este blog, el exceso de humedad en un hogar conlleva la aparición de problemas de todo tipo. Desde el deterioro de muebles o objetos que apreciamos, hasta los efectos perjudiciales que tiene sobre nuestra salud.
Pero hoy queremos centrarnos en unos diminutos seres que son la pesadilla diaria para muchas personas. Vamos a ver cómo son los ácaros de la humedad y si se ven a simple vista, así como los efectos que tiene su presencia en casa. ¡Presta atención y aprende a identificarlos!
Los ácaros, conocidos científicamente como Acari, son una clase de arácnidos que a su vez se dividen en miles de subespecies. Es uno de los seres vivos más antiguos del planeta, con más de 400 millones de años de existencia, y se cree que todavía quedan entre 100.000 y 500.000 especies pendientes de ser descubiertas.
Antes de hablar del ácaro más común en los hogares, vamos a repasar cuáles son las especies más habituales en otros contextos. ¡No pierdas detalle!
Los ácaros domésticos, también conocidos como ácaros del polvo, son los más habituales en cualquier hogar del mundo. Prefieren las temperaturas templadas y los ambientes húmedos, por lo que su aparición es habitual durante el otoño.
Al ser extremadamente sensibles a la luz solar, suelen alojarse en lugares oscuros y cerrados para poder desarrollarse mejor, como los armarios o bajo las camas o los sofás. Se alimenta a base de excrementos y de pequeñas escamas de piel humana.
Podemos encontrar ácaros en rincones oscuros y húmedos, y en tejidos naturales como los de las alfombras, cortinas, mantas, los asientos del coche…
Los ácaros de la humedad no muerden ni contagian ningún tipo de enfermedad. A pesar de ello, no son considerados seres inofensivos para el ser humano, pues tienen la capacidad de provocar síntomas graves en personas alérgicas. Sus heces (producen hasta 20 partículas fecales al día) y el exoesqueleto que desprenden durante el proceso de muda suponen uno de los principios inductores de reacciones alérgicas en los humanos.
Tienen una gran resistencia y no son nada fáciles de eliminar siempre y cuando tengan las condiciones ambientales apropiadas para su confort, es decir, una humedad relativa mayor del 75% y una temperatura de al menos 21ºC. Es decir, si logramos que la humedad ambiental no supere el 40-50%, los ácaros desaparecerán, pues morirán irremediablemente.
El tamaño de uno de estos ácaros no supera el medio milímetro. Su longitud, de un extremo al otro, se encuentra entre los 0,2 y los 0,5 mm. Por lo que no; los ácaros de la humedad no se ven a simple vista. Solo son visibles a través de un microscopio, con un aumento de al menos 10x.
Para identificarlos, deberás fijarte en su forma ovalada, sus ocho patas rellenas de pelillos, en un grupo de aparatos bucales en la parte frontal parecidos a una cabeza y en una cáscara traslúcida, aunque dura.
Ahora que ya tienes claro que los ácaros de la humedad no se ven a simple vista y que eres capaz de identificarlos, toca poner fin a su presencia en casa, asegurándote de que cumples las condiciones ambientales adecuadas para detener su proliferación.
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