Vivir en un entorno con humedades hace que tengamos más probabilidad de sufrir enfermedades respiratorias (asma, bronquitis, sinusitis...) y empeora las enfermedades reumáticas. Además, genera picazón en la nariz y labios, estornudos, ojos llorosos, sensación de frío, dolor de cabeza y malestar en general. Los bebés y las personas mayores son los sectores a los que más les afecta vivir en entornos con humedades.